lunes, 30 de marzo de 2009

The visitor, de Thomas McCarthy


La idea motriz de la película se desarrolla en un cortometraje. Una vez esa idea se agota, el guionista amplía la estructura añadiendo la detención de Tarek. A partir de ahí la película se vuelve tediosa, insípida, anodina como el personaje principal, y ocurre porque el guionista modifica la dirección que establece el planteamiento inicial de la historia y nos introduce en una variante, la detención y "proceso" de Tarek, sobre la que ya estamos avisados y conocemos de otras muchas historias. De hecho, hay incluso una escena en la que se cambia el punto de vista, determinado desde el principio por el personaje de Jenkins. Pero también ocurre porque al guionista y director parece que le interesa más descargar a los árabes de su leyenda negra (amplificada después del 11-s) para luego hacer más dramática, y aquí es donde se olvida de la ficción para incrustar su mensaje ideológico, es decir, ya no está haciendo cine sino propaganda, la lucha impotente de Jenkins contra un sistema"sordo" al que hay que hacer escuchar golpeando con mayor fuerza el bongo en el metro, plano con el que se cierra este convencional y por supuesto, más que políticamente correcto, empalagoso panfleto sobre la alianza de civilizaciones, o, lo que viene a ser lo mismo, la nigerización del mundo occidental... ya lo dice Tarek: "borra la musica clásica"... y haz bum bum con este pellejo de vaca... ay...

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