Si es que me lo ponen en bandeja... Perro de chabola millonario es un cuento con, por supuesto, final feliz escenificado al modo Bollywood, es decir, bailando. Y resulta que eso es lo único coherente con la película, porque todo lo demás es una fullera (por no desgastar el término adecuado: tramposa) estructura de casualidades y caprichos del guionista. La película, que se inicia al modo Trainspotting, con videoclips, en este caso documentales, sobre la miserable vida de dos hermanos en Bombay, empieza a hundirse con la ininteligible escena (no es la única que está contada con el trasero) del cegado de un niño, y discurre con convencionalismo manoseado y tedio hasta el final, en el que la estructura propia de un programa de televisión (que no la repetitiva sucesión de flash backs) hace que el interés se renueve. Que al protagonista se le trate como a un terrorista en una comisaría (en una parte de la película que es inadmisible desde el punto de vista de la estructura y el tono, pero que sirve de coartada a las aviesas intenciones del guionista) o que diga que no sabe leer y a renglón seguido lea la pregunta, que nadie en la India sepa quién es Aramis (o que al guionista le convenga hacer que así parezca para poder construir libre de cargos de conciencia creativa una escena final sentimentaloide), que las preguntas, qué casualidad, hagan referencia a momentos que, qué casualidad, han marcado la vida del protagonista... son algunos de los detalles que convierten a Perro de chabola millonario en una más de las muchas películas contemporáneas deshonestas, ruidosas y huecas que nos dejamos colar.
No puedo, no puedo, de verdad, qué asco me dio el bailecito...
ResponderEliminarSi, el bailecito fue una shit.
ResponderEliminarPero no me puedes negar que el principio tiene mucha fuerza.
Sí, pues eso mismo le dije yo a la Cabeza en la puerta,al principio me iba gustando y al final, yo ya no sabía lo que había visto porque el bailecito me parecía propio de una comedia, pero la Cabeza en la puerta insiste en que es lo más coherente, pues nada, ja,ja.
ResponderEliminarPor cierto, Cabeza en la puerta, que millionario estás tú, ¿no?
Si te refieres a abundancia pecuniaria, más bien no, si te refieres en cambio a esa clase de abundancia que llena tu corazón y hace que desees volar de felicidad tan lejos que llegues, pongamos por caso, a la capital vizcaína, entonces sí, soy millionario... ay...
ResponderEliminarMi Cabecita, estoy llena de esa abundancia, pero yo "intorsionada" me refería a /miyionario/(ahora suelto una carcajada pero con mucho cariño). Un beso.
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