martes, 28 de febrero de 2012

La invención de Hugo, de Martin Scorsese


Errática, pueril, inverosímil (entre otras cosas, de nuevo, en Francia, todo el mundo habla inglés; váyase a la mierda señor Scorsese) y por momentos burda, la película divaga entre subtramas absurdas hasta llegar al meollo, el aspecto documental sobre la creación de Melies, bien entrada la segunda mitad de la cinta. Resulta irónico que lo mejor esté en los insertos de Harold Lloyd o el propio Melies y que todo lo demás sea tan superfluo y tedioso como las interpretaciones de los dos niños, perfectamente adiestrados en el arte de la imitación.

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