miércoles, 2 de febrero de 2011

Animal kingdom, de David Michôd


Acaso alguna trampa en el guión sea el único borrón de esta muestra de cine australiano con vocación centrífuga, dada la incontinencia por parte del director en demostrar su pericia fotográfica, y que sin embargo está bien hasta que empieza a convertirse en la convencional historieta de gangsters, rematada, eso sí, con un final tan impredecible como ajustado a la metáfora propuesta en el título y subrayada (más bien rubricada), con elegancia narrativa, he de admitir, en el último plano de la película.

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