martes, 10 de febrero de 2009

Revolutionary road, de Sam Mendes


Qué clase de película es aquella que se explica sólo con primeros planos, me preguntaba mientras la veía. La verdad es que, aparte de que el doblaje molesta bastante (siendo muy generoso, porque la verdad es que sienta como dos pistolas a un Cristo), aunque no creo que disimule unas interpretaciones mediocres, poco más puedo decir de esta historia. Sí, a DiCaprio no consigo verle de adulto, sí, la estructura narrativa es a veces arbitraria y arbitrario es el punto de vista, sí, sus personajes son algo borrosos, y curiosamente, parecen plantearse el mismo problema existencial (risas) de los personajes de Titanic (tía, tienes billete de primera en el Titanic, de qué narices te quejas, niñata de mierda -Pe Cruz dixit-)... pero nada más, salvo, y esto ya no es materia cinematográfica, el tufillo misógino de la película, resumido en el último de sus planos.

2 comentarios:

  1. No sé, no sé... pese a no entenderla muy bien del todo... estoy más o menos de acuerdo con vos... aunque el plano final me parece la única cosa restañable y para nada misógeno.

    NO obstante tiene muchos, muchos fallos de arquitectura... como esos hijos que como fantasmas aparecen y desaparecen por ejemplo.

    No sé... es muy, muy irregular, así que la tercera de Mendes es para mí un defraudamiento en toda regla.

    Juegos secretos de Todd Field trata un tema parecido con mucho más acierto creo yo.

    Un abraso

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  2. Es el típico actor chulito adolescente pero más viejo que un nuo.

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