sábado, 28 de febrero de 2009

El lector, de Stephen Daldry


(Entre estas dos imágenes sólo han transcurrido 10 años, increíble -literalmente-, deben ser los efectos de la lectura)
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Uno asume la calidad artificial del cine. No hay nada más falso, o mentiroso. Pero esta asunción tiene un límite. Acepto, de muy mala gana, es cierto, que Kross se convierta en Fiennes en el lapso de diez años y que, en cambio, el envejecimiento de la Winslet se produzca por medio del maquillaje; que la primera parte sea irrelevante tal como está contada dentro de una estructura de flash backs y flash forwards ridículamente remarcados con cartelitos cronológicos (al irritante modo francés); que la mayoría de los actores sean alemanes y sin embargo hablen en inglés y lean libros en inglés; acepto todo eso y muchos más detalles infames de esta película en general aburrida y por momentos excitante (y no me refiero a los desnudos de la Winslet... o de Kross), pero lo que no puedo aceptar bajo ningún concepto es la perversión del guión, ejemplificada en la escena en que Fiennes va a recoger a Winslet a la cárcel. La manipulación de ese momento de la película despoja al director y al guionista de su título de narrador para convertirlos en simples charlatanes, cuando, y esto es lo mejor de la película, aparte del debate desgraciadamente desaprovechado que se plantea en el juicio, habían conseguido contar sin trampas sentimentalistas ni clembuterol a mansalva el analfabetismo de la Winslet y el posterior esfuerzo de su personaje por erradicarlo, que son, sin ninguna duda, el meollo y la sustancia de esta historia.

5 comentarios:

  1. ¿Otro de los muchos guiones tramposos que ves por doquier? Deberías hacértelo mirar.
    P.D.: Creo que los actores no son alemanes, los personajes, a lo mejor.

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  2. También me decepcionó a mí sobremanera la charla de la cárcel.

    Después de tantas cintas grabadas y años luchados semejante frialdad causa estupor.

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  3. Coque: aparte del "chico", baste decir que el juez es el protagonista de Los edukadores, que el 99 por ciento del reparto tiene nombre y apellido alemán, y por si fuera poco, Bruno Ganz, Adolf Hitler en El hundimiento, hace de profesor... a ver quién se lo tiene que hacer mirar, cariño.
    Rider: no me refiero a la charla de la cárcel, absurda e inverosímil, me refiero a que, si llaman a Fiennes para hacerse cargo de la vieja, por qué no lo llaman cuando se suicida... la respuesta está clara: el director FUERZA (he ahí la trampa) la escena de las flores para conseguir un efecto sentimentalista en el espectador.

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  4. Será tramposo el director, que consiguió sacarme ese efecto sentimentalista, es que es verdad, por qué no lo llamaron...

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  5. jajajaja....

    Javi, pues a mi un gay en un bar llamado North Star me dijo pa ligarme (a mi o a Mariano) que esta película era fucking amazing.

    jajajaaj

    No sé de que gay fiarme más

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