viernes, 4 de noviembre de 2011

Sevilla Festival de Cine Europeo




El molino y la cruz, de Lech Majewski, (cuya exhibición en España se titulará El molino del tiempo) es un exhaustivo ejercicio de inutilidad y petulancia por recrear un cuadro de Brueghel el Viejo, Camino del calvario, en el que los españoles hacemos de romanos y no salimos bien parados. Buena fotografía (era de esperar) y poco más.


De infame podríamos calificar esta especie de episodio de Física y química en ruso; Todo el mundo se muere menos yo, de Valeriya Gay Germanika. Aquí no hay planificación -ni nada mínimamente artístico-, se trata de coger una cámara y metérsela en el culo a los actores, puro anticine.


La polaca Sala del suicidio, de Jan Komasa, incluye también adolescentes, pero pijos y más aseados que los rusos, que además se llevan todo el día en internet (de ahí el título). Con un planteamiento interesante, tan pronto como aparece el lado Tron la historia es un sin Dios incomprensible que se rebaja a recursos comerciales para resultar un aparatoso y finalmente aburrido telefilm.

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