Prácticamente tenemos encima la navidad cual posadera de elefante y su polución de buenas intenciones forzadas y alegría impostada y obligatoria. La película de Zemeckis no le va a la zaga en cuanto a la estructura, reiterativa y tediosa, y en cuanto a la historia, mínima y breve, a lo que se debe unir la improbable evolución del personaje del famoso Scrooge; hasta ahora no me había dado cuenta de lo malo que es el cuento de Dickens. Toca armarse de paciencia y llegar cuerdos al 7 de enero cuando a todo el mundo se le haya pasado este ataque empalagoso de tontería y estulticia general.
Por qué mientes, si todo el mundo que te conoce sabe a ciencia cierta que te encanta la navidad.
ResponderEliminar¿Quién, cómo, dónde...? por no añadir ¿lo cualo?...
ResponderEliminarno seas mentirosillo, que a ti papa noel te pone, por no hablar de los tres de oriente
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