jueves, 20 de agosto de 2009
Still walking, de Hirokazu Kore-eda
Los japoneses comen un montón. En esta película al menos se llevan todo el rato comiendo. Y con el resto de orientales comparten, cosa que a mí me repatea un poco, la manía de hacerlo todo pegados al suelo (normalmente en cuclillas). Si la película hubiese contado algo interesante en vez de la típica aburrida historia de conflictos familiares o tuviese algún elemento cinematográfico nutritivo no tendría por qué comentar estas tontunas, pero es que parece que lo hacen a conciencia... jo.
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comen que te cagas, de echo se tiran horas comiendo y son los últimos en irse... charlies
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