Salpicada de caprichosas y estériles referencias cinéfilas, con un guión tan riguroso como la receta del bocadillo de jamón, con una puesta en escena impropia de un novato (es aún peor) y unas interpretaciones ridiculizadas por la incompetencia del Bessoni este, estamos ante uno de esos ejemplos obscenos de la incapacidad europea de despojarse de rancias convenciones y crear algo digno y con brillo propio.
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