martes, 4 de noviembre de 2008

Quemar después de leer, de Joel y Ethan Coen


Al final de la película un personaje dice "¿qué hemos aprendido?", y con el carpetazo al dossier del asunto Cox se cierra esta tarde tonta de los Coen. Al final de la pelicula uno se pregunta "¿qué he aprendido?", y la respuesta es "nada". Quemar después de leer es tan triste e insípida, tan pusilánime y artificial que no me produce siquiera las ganas de escribir sobre ella con el cuchillo entre los dientes. Los Coen tienen una filmografía llena de numerosas mediocridades tan insípidas como esta, pero me temo que cuentan con el beneplácito "ideológico" de buena parte de la crítica, lo que los sitúa en una especie de pedestal de intocables al que todos debemos reírles las gracias. Si al menos la tuvieran... Lo único que se puede destacar (siendo generoso) es a Brad Pitt, ¡y se lo cargan a la mitad!, puf.

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