miércoles, 9 de marzo de 2011

El estudiante, de Roberto Girault


La única razón que explica el estreno de esta especie de "práctica conjunta de cual sea la escuela de cine mejicana" en España es su sorprendente apego a la obra principal de Cervantes. Ni el montaje, ni la puesta en escena, ni la planificación, ni la estructura, ni cincuenta cosas más superan el nivel de un cortometraje de aficionados, a lo que se debe añadir el embarazo, cuando no el rubor, que provocan ciertas situaciones, en contraste, eso sí, con un par de momentos simpáticos como el de la lectura aleatoria de fragmentos del Quijote a transeúntes desprevenidos.

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