jueves, 10 de marzo de 2011

Cisne negro, de Darren Aronofsky


Aronofsky establece el punto de vista exclusivamente en el personaje de Portman y quiere contar la película a través de su distorsionada percepción. Se plantea entonces un problema de planificación y puesta en escena que, me temo, no queda bien resuelto, incurriendo en algún que otro truco que bien podría considerarse tramposo. Por ejemplo, sin ir más lejos, los hermanos Farrelly hacen un apropuesta más interesante a este respecto en Amor ciego. Conforme avanza la historia, se observa además que es la aparición en escena de Mila Kunis lo que empuja el desarrollo del argumento mientras la serie de efectos y pesadillas paranoicas, cada vez más truculentas, que afectan a la protagonista, se convierten en una inútil acumulación de convenciones narrativas prestadas de otros géneros que detienen la película.

1 comentario:

  1. Precisamente la vi ayer. A mí me mantuvo en un estado angustioso apabullante durante la mayor parte de la película, hacía tiempo que me sentía así viendo cine. Los planos, los encuadres, la presencia siempre de espejos que juegan a favor del despiste y de la sorpresa... No sé, a mí me ha parecido cuanto menos diferente en cuanto a la narrativa. El final quizás parece como que ni importase, no añade nada que ya no se sepa pero eso sí, Natalie Portman en la última parte sobre todo, soberbia.

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