martes, 21 de diciembre de 2010

Tres metros sobre el cielo, de Fernando González Molina


Predispuesto a reírme de esta tontuna, debo confesar que acabé tirándome por los suelos. ¿Hay algo que esté medianamente bien hecho en este pastelito? Los personajes son tan rígidos como un recortable, cuando no susceptibles de merecer una muerte violenta como el de Nerea Camacho, los diálogos, cuando son inteligibles a pesar de la dicción del muchachote este, parecen un mapa de carreteras, la estructura se degrada en circunloquios, flashbacks nauseabundos, material sobrante, repeticiones y lugares comunes aliñados en un potaje de escenas montadas con imperdible en cuya puesta en escena el director no sabe qué decir a unos actores como María Valverde, quien parece la hermana tonta de aquella curiosa criatura de La flaqueza del bolchevique. De todas formas, qué se le puede pedir al remake de una película italiana. Al menos me llevo la grata sorpresa de encontrar a Verónica Callón, compañera de promoción en la Escuela, en las labores de montaje.

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