Pieza adscrita al cine social, con guarnición de florituras de montaje y ensoñaciones muy al estilo barroco de Spike Lee, resulta ser un producto de estructura tediosa y patético en su ambición compasiva, propia de aquellos cineastas empeñados en autocoronarse salvadores de los humildes; léase Loach o León de Aranoa.
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