Historieta que suscribe las convenciones de un género cuya decadencia e incapacidad de liberarse de una estética de peluches monstruosos, mozalbetes hercúleos y princesas re(s)catadas (al fin y al cabo es un producto de la hamburguesería Disney) se une aquí a un tono descendente rematado con la consabida escena de explicaciones y justificaciones que siembra el bostezo tedioso e indiferente en el espectador.
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