Cineclub
domingo, 22 de abril de 2012
Soul surfer, de Sean McNamara
Lacrimógena hamburguesa que sin embargo ha despertado el recuerdo de otra película del mismo tema y que me apetece revisar.
El gran miércoles, de John Milius, es de 1978 y cuenta en el reparto, tal como se aprecia en la imagen superior, con William Katt (huelga mencionar por qué era conocido), Gary Busey y Jan-Michael Vincent, un terne muchacho que debió ser el equivalente a Tom Cruise allá por los setenta pero del que poco más se supo. Es esta una historia generacional cortada según los mismos patrones industriales que Soul surfer pero infinitamente más sobria en el tratamiento de la emoción y más densa en cuanto al argumento, incluso con una mejor fotografía de las escenas acuáticas, que cuenta el paso de la adolescencia a la madurez, guerra de Vietnam por medio, de un grupo de amigos.
sábado, 21 de abril de 2012
Grupo 7, de Alberto Rodríguez
Tibia me parece esta historieta de policías, por momentos ininteligible y con unos diálogos puntualmente vomitivos (en su calidad de "producto Carrefour") a los que la ineptitud vocal de algunos intérpretes dota de mayor aspereza. Observando un aspecto puramente sociológico, da la impresión de que Sevilla no ha cambiado mucho desde los tiempos en los que se ambienta la película y que la corriente de inmundicias y pestilencia retratados cursa bajo una superficie enmascarada de fantasía.
viernes, 20 de abril de 2012
jueves, 19 de abril de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
Extraterrestre, de Nacho Vigalondo
martes, 17 de abril de 2012
Al borde del abismo, de Asger Leth
lunes, 16 de abril de 2012
Apenas monográficos casi monotemáticos
Sin necesidad de justificar elementos comunes entre las tres películas paso a hablar de la primera, Más allá del arcoíris negro, de Panos Cosmatos, un enérgico ejercicio fotográfico no obstante escaso de materia narrativa, y por tanto tedioso, a medio camino entre la atmósfera de THX 1138 y el ritmo de 2001 Una odisea en el espacio.
El hada, de Dominique abel, Fiona Gordon y Bruno Romy, se desarrolla en El Havre, lugar en el que Kaurismaki perpetró una pedante y pomposa exhibición de insustancialidad cinematográfica. En esta historieta extraña a más no poder hay sentido del humor y una ingenuidad acaso anticuada, pero funciona como entretenimiento agradable.
De 1985 es Daryl, de Simon Wincer, y que aparece en esta sección más por nostalgia generacional que por interés cinematográfico. Resulta también un simpático entretenimiento si no ahondamos en cuestiones de verosimilitud y demás.
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