domingo, 31 de octubre de 2010

Híncame el diente, de Jason Friedberg y Aaron Seltzer


De la precisa interpretación de la protagonista, que al imitar cada mohín y ademán de la atormentada Bella desenmascara su flatulenta composición, hasta el chiste del hombre lobo convertido en perrillo faldero, una tontuna como esta es capaz de extraer de cada uno de los elementos de la serie original un motivo de burla siguiendo escena por escena la estructura del culebrón vampírico, desnudando así los insustanciales resortes de la deplorable saga. No pensaba escribir nada propio, así que me he limitado a transcribir las palabras de mi dueña expresó con quirúrgica precisión al salir del cine.

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